La banda liderada por Erlend Øye interpretó un setlist de 12 canciones e hizo guiños a las movilizaciones sociales en su presentación de los 10 años de Fauna
Era la primera vez en siete años que The Whitest Boy Alive se subía a un escenario a tocar, un regreso que se dió en Chile en el marco de la celebración de los 10 años de la productora Fauna. Llegaron justo en un momento de agitación social y movilizaciones que ya se han extendido por más de tres semanas. Bien lo sabía Erlend Øye, vocalista de la banda, que en más de una ocasión ha estado en el país no solo para tocar, sino que también por simple gusto. No era un regreso como cualquier otro, ni en lo musical ni por el lugar.
En los días previos a su presentación la banda, conformada por Erlend Øye, Marcin Öz, Sebastian Maschat, y Daniel Nentwig, no dudó en salir a las calles a ver lo que estaba ocurriendo. Marchas, lacrimógenas y cacerolazos fue lo que vivieron en esta pasada. Y algo de eso se llevaron al escenario.
Considerando el contexto, el show de The Whitest Boy Alive fue probablemente el más político de la jornada. El repertorio de la banda, que incluye temas de sus discos Dreams (2006) y Rules (2009), se mezcló con los cánticos usados en las marchas que entonó el público y que el mismo Erlend animaba a seguir. Otro momento cumbre del show fue cuando el baterista Sebastian Maschat sacó una olla para utilizarla como una parte más de la batería y tocarla al ritmo de los cacerolazos que días antes vieron en las calles.
Con carisma, energía y un setlist preciso, The Whitest Boy Alive cerró con altura una jornada musical que tuvo que terminar antes por motivos de seguridad tras barricadas en el sector, y por lo tanto, sin llevarse a cabo el show de los británicos Hot Chip. Para calmar los ánimos, el mismo Erlend quiso acercarse a conversar con el público tras el término del show. Casi un chileno más.
Puedes revisar la galería completa del festival aquí: http://bit.ly/371SCvR