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Alvaro Díaz

[#Review] Aporia: las incertidumbres de Sufjan Stevens

En un álbum instrumental complejo cargado de sentimientos de nostalgia, incomodidad y duda, Sufjan Stevens explora nuevos caminos musicales de la mano de su padrastro.



Sufjan Stevens debe saber que los contextos importan. Sus largos años de carrera lo han llevado a experimentar con casi todos los géneros conocidos y con conceptos hasta inimaginables. Esta no es la excepción. Pero hay solo una diferencia: en este momento, el contexto puede moldear este disco o no, dependiendo como lo vea quien lo escucha. Así es Aporia, el nuevo álbum de Sufjans Stevens en colaboración con Lowell Brams.


Hay que tener las cosas claras antes de comenzar a escuchar este disco. La primera es que Lowell Brams es el padrastro de Sufjan. Sí, es el Lowell de Carrie & Lowell, su exitoso álbum de 2016 donde se abre a las historias más íntimas de su familia y su niñez. Ese mismo que lo acogió y lo crió, que le dio un empujoncito para comenzar en el camino de la música. Su conexión es evidente en este disco que significa “pregunta” en griego. Y es que lo dos parecen dudar de lo mismo, al mismo tiempo, al igual que todos nosotros.


Aporia es un disco instrumental. Un ambient experimental que bien podría ser el soundtrack de lo que nos está pasando. En 21 temas, algunos de 3 minutos y otros de 30 segundos, Sufjan y Lowell presentan un ensayo de lo que podría ser el New Age del futuro. Con arreglos variados, sintetizadores que suenan como máquinas del tiempo en las canciones For Raymond Scott y Matronymic, y el toque perfecto de melancolía en otras como Disinheritance y Glorious You, el viaje al que nos quiere invitar es una pregunta sobre los acontecimientos de la humanidad.



Y las dudas no son solo sobre la sociedad, también son a nivel interno, con nosotros mismos. Si escuchamos con el alma entregada la compleja confección de estos sonidos crudos, el mensaje es claro. Es una película de suspenso, con cierta nostalgia y con muchas preguntas, las escenas las armamos nosotros y es nuestra vida la que moldea las sensaciones de este disco. Es lo que queremos escuchar mientras vemos por la ventana como el mundo sigue sin la gente, mientras estamos encerrados en medio de una pandemia, y mientras nadie sabe qué pasará.


Detrás de tantas dudas, también hay una genuina necesidad de Sufjan de hacerle homenaje a sus referentes, sus héroes de infancia y a su padre. En una entrevista con Asthmatic Kitty Records, el sello que fundó Lowell Brams y que presenta este disco, el artista recalca que es “un homenaje a la belleza y la profundidad del sonido analógico, y cómo puede evocar emociones humanas profundamente sentidas” y al mismo tiempo “una manera de dar las gracias” incluso a personajes como Dave Smith, fundador de la compañía de sintetizadores Sequential, con los que hicieron todo el disco. Según él, esos tienen cualidades de otro mundo que le dan al álbum una ciencia emocional.


Y la ciencia emocional es cierta, si no, no tiene sentido de ser. En la única canción que efectivamente tiene letra, The Runaround, se escucha a Sufjan decir “dame un nombre, algo más que una metáfora, ¿qué estás esperando? ¿Una puerta abierta?”, una cantidad de preguntas sin respuestas que siguen en la línea de Aporia como término filosófico: una contradicción interna irresoluble, igual que todo lo que nos rodea, algo que seguramente Sufjan y su padre quieren saber, algo que nosotros moriríamos por saber, pero no tenemos respuesta.



Mientras todo esto pasa, y el contexto pega fuerte en las expresiones artísticas, seguiremos escuchando discos, bandas sonoras y melodías para darle sentido a nuestro existir.




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