El nuevo libro de la periodista, que lanzó en junio, recoge historias de varias músicas chilenas que conquistaron territorio ajeno; la machista industria musical.
Haber crecido en los 90', y en décadas anteriores, siendo mujer fue todo un desafío. Toparse con referentes femeninas: improbable. Encontrarse en otras, imposible. No importa el área, pero la información sobre logros, experiencias y reflexiones de mujeres era escasa. Y no porque no existiera, es que siempre fueron invisibilizadas.
“Ojalá yo hubiese podido leer un libro así cuando tenía 15”, dice Javiera Tapia al teléfono. Es que sí, que ganas de ser adolescente ahora para repasar las páginas de Amigas de lo ajeno, el segundo libro de la periodista especializada en música popular y que lanzó en junio, para encontrar relatos honestos, crudos y muy importantes de otras mujeres.
Princesa Alba, Francisca Valenzuela, Ana Tijoux, Niña Tormenta y Horregias forman parte de la selección de músicas chilenas que cuentan sus historias personales en el libro. Mujeres que entrevistó a lo largo de una década. Todas de géneros, estilos y representaciones distintas. Fue precisamente esto lo que atrajo a la autora para elegirlas. “Ellas me despertaban ciertas preguntas y reflexiones. Existen diferencias super grandes entre ellas en cómo plantean sus carreras, componen su música. Había mucha variedad y diferencias entre sí y eso me interesaba mucho”, cuenta.
Y es que la reflexión que Tapia encontró, es la misma que va sorprendiendo al lector. “En un primer minuto uno piensa que no se cruzan, pero en el fondo hay relatos y reflexiones suyas que al final uno ve que sí se pueden ir cruzando”, comenta.
A medida que se avanza en la lectura se conectan los puntos, se abre la mente y se entiende que más allá de la música, se conectan temas políticos, experiencias, relatos íntimos. Cada historia aporta un invaluable registro. La periodista lo explica muy bien: “Lo que le pasa a esta música no le pasa porque sea música, le pasa porque es mujer”.
Leer a grandes artistas confidenciar su intimidad resulta un regalo. No sólo para quienes sean fanáticos de su música, también para abrir nuevos caminos en el feminismo, uno que muestra que sí otras pudieron, nosotras también. Leerlas hablar sobre acoso, clasismo, machismo, la menstruación, sus familias, sus frustraciones en una realidad tan machista es valiente, necesario e inspirador.
Amigas de lo ajeno resulta ser una experiencia colectiva, y como tal, incluye también la voz de la autora. Aunque le causó “pudor”, Javiera Tapia se escabulló en medio del relato para compartir un pedazo de su propia biografía. Leerla es el ingrediente que, quizá no se esperaba, pero que encanta.
La decisión de incluirse no es al azar. Mientras escribía, la periodista sentía que algo faltaba, que no calzaba. Entonces vio que ella era ese “pegamento”, como bien lo define.
En el cuarto capítulo, El cuerpo, mi cuerpo, tu cuerpo, Anita Tijoux lanza: “Yo siempre digo, la primera señal de que estás bien es que te cuestiones” y este libro provoca lo exacto, sobre lo que nos sucede con los otros y nosotros mismos. Un cuestionamiento constante, que a través de lo más franco te envuelve en historias ajenas, pero que logran botar la cortina para verte a ti mismo. A ti misma.
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